sábado, 21 de abril de 2012

Balance mental

Hace un año comencé a escribir este blog. Durante toda la vida me dedicaba a tener en mi mente todo lo que me rondaba y tenía que sanar, pero no se bien por qué, necesité plasmarlo y escribirlo en ese momento, y la verdad es que creo que fue un acierto. Al escribirlo, sale fuera y de alguna manera libero y despejo la mente.

La mente, esta mente que nos mueve, nos enciende, nos apaga, en definitiva la que controla todo lo que somos, como nos comportamos, nuestro estado de ánimo, nuestros deseos... esta mente nuestra lo es todo y no conocemos más que una pequeña parte de lo que encierra.

En mi caso ha llegado a un punto que ya no puede almacenar más... tengo enormes lagunas mentales, mi memoria desaparece por momentos y sólo recuerda o guarda aquello que realmente importa, pero para ello elimina otra información.

Es como el que va apilando informes sobre una mesa y cuando la montaña es tan alta se va olvidando de los que tiene más abajo, o le caducan los plazos y al final terminan en el cubo de la basura, pues más o menos eso es lo que le sucede a mi mente.

La verdad es que soy una persona bastante resolutiva, de los montones de situaciones que se me ponen delante en un chasquido de dedos he podido resolver el 85 o 90 por ciento de las mismas. Pero que sucede con esas que no consigo resolver??? Se van apilando en esa mesa de mi cabeza y ocupando demasiado espacio que no me permite descansar ni tener hueco para seguir creando y avanzando.

No me gusta que las situaciones que se me dan no se resuelvan instantáneamente porque ya supone tenerlas en mi mente más del tiempo que deben estar, que me anden rondado día trás día y, que sino hay solución o no la solución que a mi me conviene, me suponga algo que me quita más tiempo de lo normal y que incluso llegue a rayarme u obsesionarme por no resolverse a tiempo.

Alguien me mostró un truco y la verdad es que no se si me va a salir hacerlo, pero la idea es maravillosa. Me dijo:

. Esther, cuando algo no consigues darle solución inmediata en la manera que tu deseas, sácalo fuera de tu cabeza. Cólocalo en la estantería de los pendientes y sólo cuando necesites retomarlo tómalo de nuevo y ponte con ello. Que lo resuelves, genial. Una cosa menos en tus asuntos pendientes. Que no lo resuelves, pues con mucho cariño lo vuelves a dejar en ese estante hasta que llegue de nuevo el momento de retomarlo.

Parece obvio esta manera de manejar esos asuntos que no se resuelven rápido, pero quién no se raya con algo que no consigue solucionar? quién no recuerda días y días, semanas tras semanas con algo en la cabeza que te ronda y no le das descanso? como esa persona que te atrae y sabes que no te conviene pero luchas por sacarla de ti y no puedes llegando a obsesionarte tanto que acrecentas el problema y no le das salida porque tu mismo te encargas de llenarte de ese problema?

Se pueden poner miles de ejemplos: ese examen que debes superar y que no consigues memorizar, esos kilos que debes perder y que te generan una enorme ansiedad, esa enfermedad crónica que te cuesta asimilar...

Todo ésto nos aprisiona de tal manera que no nos permite fluir y si aprendiésemos a eso de aparcar las cosas para cuando se éste preparado para darle salida, cada día estoy más convencida que muchas de nuestras obsesiones, de nuestras rayaduras, de nuestros miedos se converterían en algo menos denso que no nos dañaría tanto.

Se ha leído mucho sobre enfermos que se han sanado con pensimientos positivos y cosas de este estilo. Seguramente funcione, no digo que no, pero de lo que si estoy segura es que muchas de las dolencias o enfermedades que poseemos son causadas por algo que en la mente nos supone esfuerzo, carga o dolor. Yo tengo mi "tara" particular, mi columna, se que produce esa dolencia y también se que aún reconociendo lo que es no he podido resolverlo aún.

Doce años desde mi primera intervención, un disco que se rompe porque dentro de mi ya no puedo más y estalla através de mi espalda, mira coincide con el embarazo y nacimiento de mi primera hija. Que nadie crea que eso fue una carga para mi, todo lo contrario, mi hija fué lo más bonito y lo único que me hacía feliz en ese momento de mi vida, así que la carga no la producía ella sino mi pareja.

Siete años después mis cervicales... otra operación, coño, si coincide con mi ruptura matrimonial ya le vamos dando significado al tema que mi mente ronda y ronda desde hace tiempo.

Ahora, cinco años después vamos con la tercera operación, en un par de semanas pasaré de nuevo por quirófano y la verdad, quiero estar bien, pero me preocupa operar de nuevo y que mi mente no consiga terminar de una vez por todas con todo lo que encierra mi ·punto débil, por llamarlo de alguna manera. Tengo reconocido desde hace muchos años quien produce mis roturas y desgastes de discos, pero no consigo acabar por ello.

Si consiguiese tan sólo sacarlo de mi cabeza y dejarlo en ese estante de asuntos pendientes, ya conseguiría que dejase de sobrecargar mi cuerpo para dejar de dañarme.

Pensaba que ya lo había superado, que tenía una relación más o menos cordial por nuestros hijos, pero no, he comprobado que no es así.

Sigo alerta cada vez que se dirige a mi, temo por donde me la va a clavar de nuevo, desconfío de cada propuesta que me hace... se que tengo motivos, tanta mentira, tanta manipulación, tanto ir por detrás sin decir las cosas claras, me ha convertido en la persona desconfiada, asustada y alerta en la que me transformo con él, pero... BASTA!!!!!

Esto tiene que acabarse, necesito aparcar este tema, hasta que consiga darle una salida. Dejarlo en el estante hasta que esté preparada para pedonarle, si, perdonarle, han pasado cinco años y sigo sin perdonarle.

No lo pone fácil, después de tanto tiempo el continua buscando como hacerme daño, como fastidiarme, no me perdona nuestra ruptura, me culpa de haberle hecho perder 19 años de su vida, de destrozar su hogar (no el mio), de haberle roto su vida y muchas cosas más.

Está bien, ese es su dolor, su rabia, su manera de culpar a los demás de algo que no quiere asumir y de acuerdo, para el es así, es su visión o donde ha querido quedarse después de tanto tiempo. Pero es suyo y no debo dejar que eso me siga contaminando y dañando y se haya anclado como una carga más de las pasadas.

Es hora de acabar con esos lazos, de romper del todo. Quiero que está última operación (estoy segura de que no va a haber más) suponga esa ruptura.

Quiero salir de esta recuperación liberada de esta gran carga, quiero perdonarle, quiero fluir, quiero... quiero... quiero... SER LIBREEEEEE!!!!

Así que la próxima vez que escriba aquí será para escribirle una carta de perdón desde el cariño y el amor, desde el rencor y la rabia no.

Os abandono por un tiempo, que espero sea corto... sin perdón no hay vida ni liberación para mi y lo que más quiero y deseo es ser LIBRE.

Quiero poder gritar desde el corazón soy LIBREEEEEEEE!!!!!