miércoles, 13 de noviembre de 2013

El peso del pasado

Uno piensa que llega a este mundo puro, sin pasado, para inicar su única vida.

Sientes que sabes cosas, que presientes cosas, que "recuerdas" cosas... los famosos 'dejà vu' que siempre comentamos: 'eso ya lo viví yo'.

Y sobre todo cuando eres niño puedes sentir que eres diferente, que ves, que escuchas o que sientes cosas y te das cuenta de que tu mente es distinta.

Eso te puede asustar, agobiar, alterar, anular porque en ese momento te das cuenta de que no puedes decirlo, que no te comprenden, que te tachan de loco, tonto, enfermo... incluso tu mismo no lo entiendes y te cuesta comprenderte.

Y así vas iniciando tu vida con un mundo paralelo en silencio, del que no comentas, del que no compartes nada, del que intentas escapar e incluso eliminar y olvidar.

Pero ese mundo es tuyo, forma parte de tí y no vas a poder echarlo de tu mente ni de tu vida, porque es parte de tu esencia, de tu vida y de tus recursos para poder realizar aquello por lo que llegaste aquí.

El caso es que todos tenemos un pasado más allá de esta vida, pero no todos regresamos de la misma manera, ni con los mismo trabajos que cumplir.

Por lo que la famosa frase de "estamos de paso" no es más que un pasar y negar las responsabilidades por las que estás aquí.

Cada uno tiene algo que hacer en mayor o menor medida y no debemos evitarlo. Tenemos que ser responsables y enseñar a ser responsables.

Y a veces no comprendemos por qué somos de esta manera o por qué nos toca vivir unas determinadas situaciones y a otros no. O por qué a unos les pasan tantas desgracias y a otros no. O por qué otros viven mejores situaciones que tú.

Y con el paso del tiempo te das cuenta de que hay lugares en los que te sientes más cómodo, y sueñas o imaginas haber vivido en un bosque, o junto al mar, o en un castillo, o en un palacio. O que te gusta tener muchos hijos y disfrutas de ello.
Que te encantan los animales o que te asustan.
Que te gustan los uniformes o que los aborreces.
Que tu columna es frágil en la zona cervical.

Y yo me cuestiono: no serán recuerdos o lastres de vidas pasadas?

Por qué no puede ser posible que esa persona con un cuello debilitado, no sea porque en otra vida fue decapitada.

O esa mujer que rechaza los uniformes porque quizá en otra vida fue violada por un soldado.

Y por qué tu familia se caracteriza por poseer muchos casos de abusos, o enfados entre hermanos, o cotilleos y envidias... y ves que generación tras generación se repite lo mismo, como si formase parte de ese núcleo.

Esta claro que algo está influyendo en todo eso. Pero como no es algo racional, no le damos fiabilidad ni veracidad que le corresponde.

Pero hablemos de nuestros ancestros, esas personas que han forman parte de nuestro pasado generación tras generación hasta llegar a nosotros. No sé si has reparado en que el pasado de ellos, forma parte de nuestra vida actual, tanto para lo bueno como para lo malo.

Si ellos han vivido situaciones peligrosas, de riesgo, de amor, de abusos, de envidias, de poder, de acoso, de violencia... sea lo que sea, algo ha quedado en sus sucesores. Son esos lastres que ves que tu familia ha heredado generación tras generación y, que en este momento, está influyendo en tu vida y sabes que pueden influir en la de tus generaciones posteriores.

Compruebas que se repiten y se dan de nuevo esas situaciones que no te agradan. Sabes o intuyes que suceden por algo, porque ya las has conocido en tus abuelos, en tus tios, en tus padres, en tí y ahora en tus hijos o sobrinos... La herencia ancestral nos persigue, nuestra herencia "genética" nos acompaña.

Y por qué no puedes haber sido en distintas ocasiones una de esas personas? Acaso tienes la certeza de qué no se vuelve a este mundo? No sería posible haber tenido varias vidas, y en esas vidas que hayas sido alguno de tus ancestros?.

Pues si hay algo en la cadena genética que no te gusta... podría ser la hora de hacer algo por cambiarlo, no?

No deseo que mis hijos hereden ciertos comportamientos familiares como: abusos, rencillas, envidias, ...

Llegó el momento de hacer algo, y si tengo que ser yo quién rompa esa cadena voy a por ello.

Quiero dejar una mejor herencia a mis hijos; y a los hijos de mis hijos; y a los hijos de mis nietos; y así sucesivamente.

Conocer nuestros errores, nuestros fallos, nuestras equivocaciones... lo que es tuyo y lo que forma parte de tu herencia, conocer implica mover.

Cuento con haber tomado consciencia de ello. Cuento con muchas herramientas y aprendizajes para hacerlo. Y, sobre todo, cuento con que quiero acabar con ello.

Mi fuerza y mis ganas lo es todo... toda la vida luchando en causas perdidas, llego la hora de luchar por lo que nos beneficia y por la ruptura con el pasado enfermo.

Nuevas generaciones con nuevas bases que ayuden en la existencia de un mundo mejor. Creemos una vida diferente llena de libertad, paz, armonía y amor.

La crisis va a generar un cambio en las personas. Para sobrevivir  tendrán que saber compartir, ayudar, cooperar... se acabo el acaparar y el egoísmo y lo primero que deberíamos hacer como adultos responsables es enseñar a nuestros descendientes a ser mejores personas, a vivir sin egoísmos ni envidias. A que compartan y ayuden y a que colaboren por vivir en un mundo más humanizado y lleno de amor.

Les dejamos un mundo feo, lleno de odio, de avaricia, de individualismos poderosos... nos van a sorprender y a enseñar mucho las nuevas generaciones... y merecen todo mi respeto y apoyo incondicional.

Comienzo con mis hijos... llevo toda su vida comenzando con ellos, pero no dejo de comenzar constantemente según evoluciono, aprendo y entiendo.

Quiero que sean felices y sepan manejarse en este mundo en el que sólo tiene cavida el que es "normal". No se comprende a los diferentes, cuando son los que llegan a este mundo de locura a hacer un mundo mejor.

Pero mientras no sean ellos los que enseñan y muestran como debe ser la vida, tengo la responsabilidad de mantenerles fuertes, seguros, queridos y protegidos.

Y sobre todo de enseñar lo poco que sé o de contar lo que ellos ya saben pero no consiguen encajar en su puzzle.

Con que sientan que no están solos, que son comprendidos y que lo que sus mentes cuecen no es algo absurdo, sino la verdad y lo real, me doy por satisfecha.

Me ayudan. Les apoyo. Me aceptan. Les quiero. Me respetan y aman. Les amo.

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