viernes, 30 de agosto de 2013

Tantas veces...

Es curioso como cuando te encuentras en un momento en el que te has deshecho de malas sensaciones, has aprendido a que las cosas del pasado ya no te afecten y sientes que has dado un paso más, miras lo que sucede a tu alrededor desde otra posición diferente, como si lo estuvieses viendo desde fuera, como si ya no formase parte de tí.

Esta sensación la he ido teniendo en distintos momentos en estos últimos años. Cada vez que algo se iba superando Cada vez que daba ese pasito más.

Y seguramente la siga teniendo muchas más veces según vaya dando más y más pasitos.

Ayer hablaba con un gran amigo sobre las ganas de despegar que tenía, pero que aún así quería esperar a que aquellos que le importan le siguiesen.

Le comprendo perfectamente. Tantas veces he querido que aquellos que me rodeaban y me importaban me siguiesen... Tantas veces me he frustado esperándoles... Tantas veces he sentido que me desgarraba al tener que dejarles y seguir mi camino... Tantas y tantas veces...

Pero gracias a esas "tantas veces..." he aprendido de esas frases que habremos encontrando y leído en internet que dicen que en tu camino encontraras personas que no tienen porque quedarse siempre,  y decimos: claro, claro, es verdad! - pero una cosa es leerlo, otra interiorizarlo y otra sentir que es así y que aquellos con los que iniciaste un camino se han quedado fuera de tí siguiendo sus propios caminos, y que muchos de los que están ahora seguirán los suyos y que lo mismo, no tienen que ser contigo.

Está claro que llegarán nuevas personas. Que en tu camino quedan muchas cosas por ver, por vivir, por sentir y por aprender, pero muchas veces la sensación que tienes es de que te quedas solo, de que cada vez es más difícil encontrar personas con las que sentirte bien.

Buscas, pruebas, vas de un sitio a otro, y al final compruebas que con quien mejor estás es contigo mismo.

Te apetece aislarte. Disfrutar de la naturaleza en soledad. Que no te hablen. Estar en silencio.

Me sonrío pensando en la conversación de ayer, con este gran amigo que comentaba anteriormente, cuando le dije que nos viesemos para intercambiar libros, puntos de vista, sensaciones y cerraba ese momento diciéndole: "tenemos que hablar, o estar en silencio".

Y sólo una persona que está en tu misma situación, en un momento parecido al tuyo, sabe de que le estoy hablando.

Me da tanto gusto cuando encuentro a alguien que esté en mi mismo momento... ya no me siento tan rara y diferente. Ya tengo alguien con quien compartir y comentar lo que vivo.

Siempre dije que somos seres sociales y que necesitamos de los demás para ser plenos.

Y aunque desde fuera y para muchos, pueda parecer autosuficiente, no lo soy. Me gusta relacionarme, me gusta compartir, me gusta aprender, pero lo que no me gusta es malgastar mi tiempo. Por eso no hago esto con todo el mundo.

Pero cuantos más pasos doy menos personas hay para hacerlo.

Ley una vez un libro "La Vida después de la muerte" en el que explicaba como las almas se iban posicionando en los diferentes planos astrales según la densidad de su alma. A mayor densidad te encontrabas más cerca de esta vida y a menor densidad ibas ascendiendo a un plano superior, por llamarlo de alguna manera.

Con mis limitaciones por comprender, en mi cabeza visualicé una especia de pirámide en la que la base eran las capas más densas y la cumbre la menos de todas.

Y veía que la base era mayor porque acogía a muchas más personas que el resto de capas.

Y así veo que sucede en esta vida. Si se observa un grupo numeroso de personas (tengo la suerte de poder hacerlo al haber llegado a uno por circunstancias personales similares) se puede ver como la gran masa discurre por un sitio más denso. Si te mezclas con ellos puedes estar un tiempo limitado y si dejas que su energía densa invada la tuya, llegas a pasarlo realmente mal, sintiéndote agotado, desquiciado y, en el mejor de los casos, con unas enormes ganas de salir corriendo y no volver, y yo recomiendo que corras. Sal de ahí!.

Sin embargo, vas conociendo a otras personas diferentes, con las que te sientes muy bien, en paz, con tranquilidad,... se pueden contar fácilmente, porque son mínimas.

Y ves como ese gran grupo va creando subgrupos que no dejan de ser energías similares que se unen y que necesitan separarse de la gran masa para poder sentirse bien, para dar esos pasitos o no.

Al final, sólo los que sienten la verdadera necesidad de salir de ahí, de no ahogarse, de no ir y venir y ver que no encuentran su sitio, salen.

Resulta absurdo cuando lo descubres, pero la de veces que has ido y venido, que has querido y no has podido, que has necesitado gritar y salir corriendo... Tantas veces corriendo... Tantas veces gritando... Tantas veces enfrentando... Tantas veces desesperando... Tantas veces desapareciendo... y tantas y tantas veces sin comprenderte, sin arriesgarte a saltar y salir de ahí, sin tomar consciencia de que tu mismo quieres dar un nuevo paso, solo.

Sí, solo. Ese es el temor. Por eso soportas y soportas esa situación. Por eso te quedas en lo conocido, cómo si lo que viniese te aterrorizase.

Pero llega ese momento en que te atreves y con mayor o menor valentía vas dando ese paso, primero despacio, muy despacio, casi te deslizas medio centímetro para ver que no pasa nada. Como el que se encuentra en una cornisa y camina muy despacio, arrastrando sus pies para comprobar que el terreno no se hunde, que el suelo es firme y que puedes seguir avanzando. Y así poco a poco das ese paso y respiras.

Coño!!! Que hay aire, que hay vida, que estoy aquí, que me siento libre y feliz, que esto me llena, que me gusta, que han desaparecido mis ahogos, mis ansiedades, mis malestares físicos, mis miedos iniciales... Enhorabuena!!!! ya has pasado esa pequeña capa invisible que tanto te atemorizaba y ahora te llenas de esas maravillosas sensaciones de vida nueva en la que aprenderás y conocerás nuevas sensaciones, nuevos entendimientos y nuevos conocimientos que te harán saber un poco más de lo que llaman VERDAD, tu verdad.

Y ahora toca disfrutar de ello. Recrearse y vivirlo felizmente hasta que llegue el momento de volver a dar ese paso.

Qué como sabrás cuando es? porque volverás a sentirte ahogado, agotado, nervioso y triste, enfermo... y sabrás que es porque no estás caminando al ritmo que debes, o que te has quedado estancado en algo que no es para tí, que no soportas lo que te rodea, que te deprimes, que te enfermas, que... se acabo!

Sal de ahí! Da de nuevo otro paso y continúa siendo libre y llenándote de lo que necesites saber.

Qué quieres leer... Lee!
Qué quieres crear... Crea!
Qué quieres expresar... Expresa!

No te limites y siéntente vivo con aquello que tu cuerpo necesita hacer.

Hoy dí un paso más... Soy feliz y camino otra vez más.

Que gran paz, que gran fuerza, que seguridad y cuanta libertad!. Me gusta caminar!

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