domingo, 14 de agosto de 2011

LA MUJER DORMIDA MÁS HERMOSA

Hay veces, 
que uno no descubre la esencia de las personas, 
hasta que no las ve dormir...o tal vez soñar.

Esther no tiene mi edad cuando duerme.

Esther, 
cuando duerme, 
es la coqueta princesita Helena,
el elegante visir Victor, 
la risueña sultana Paula.

Esther con vigilia no es Esther y ella lo sabe.

Esther, 
con vigilia, 
se transfigura en quien ayuda,
se transforma en sabrosos bocadillos para el alma,
en consejos de amor reencarnados, 
en cosquillas y sonrisas del ánima.

Esther con sonrisa nos llega al interior.

Esther nos mira y nos ve tal como somos,
echa flores a nuestros defectos, 
perfuma nuestras entrañas, 
y nos macera el espíritu lentamente.

No hay más silenciosa sonrisa que la que Esther te perpetra con alevosía, 
con la esencia de sus dos bóbedas celestes.

Es lo que tiene trabajar con abogados,
que a la susodicha le encanta entrar en faena,
registrarte el alma sin que te des cuenta
y robarte esos oscuros y dañinos pensamientos;
para que luego haga un pacto con el diablo 
y venda su alma 
por la felicidad de sus queridos.

No hay precio a tu amistad, 
no lo olvides,
mis felices lágrimas no lo hacen...

Antonio

(Madrid, 14 de agosto de un feliz domingo de verano, pensando en su eterna amiga Esther: la que nunca morirá)

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