El cristal de la ventana se encontraba empañado en sus recuerdos.
No conseguía recordar.
Tenía múltiples lagunas de los sucesos acaecidos
en aquellos amargos y duros años de su vida.
No le importaba. No quería recordar.
Sabía que de hacerlo su sufrimiento
sería tan intenso y profundo que prefería vivir con esos años carentes de
memoria.
Ya no temía sentirse avergonzada. Ya no se culpaba.
Pero no quería perder
su tiempo en esforzarse por averiguar aquello que la hizo infeliz y la alejó de
sí misma.
Aquello era el pasado. Un pasado por el que jamás volvería a caminar, ni
tan siquiera, para comprobar si era libre.
¡No quiero! – se decía.
¡No insistas! – le decía.
Mi mente ha querido olvidarlo – murmuraba mientras respiraba profundamente
y su mirada se tornaba
tras esa ventana de vidrios empañados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario